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Amaranda, mamá altruista que cambia destinos

Amaranda Becerra, una mujer de 44 años con un corazón noble, ha dedicado los últimos 15 años de su vida al altruismo a través de la asociación “Sofía”

Amaranda Becerra, una mujer de 44 años con un corazón noble, ha dedicado los últimos 15 años de su vida al altruismo a través de la asociación “Sofía” y la empresa social, Visión RB.

Con una sólida formación en psicología y siendo madre de tres hijos adolescentes, Amaranda ha encontrado en el bien ajeno su verdadera vocación, una pasión que atribuye a la influencia de su padre, quien le inculcó desde pequeña el valor de ayudar a los demás.

Nuestra Estrella del Momento no sólo se dedica a realizar labores altruistas, sino que ha aprendido a desarrollar proyectos sociales con impacto real y medible en las comunidades.

Su enfoque va más allá de la simple donación, buscando siempre conocer las necesidades reales de las personas a las que ayuda, asegurándose de que cada esfuerzo tenga un impacto duradero.

Con un espíritu inquieto y una personalidad radiante, su labor se extiende a diversas áreas, pero una de sus principales misiones es el empoderamiento de mujeres y niñas, así como la atención a jóvenes en conflicto con la ley, a quienes ayuda en la búsqueda de empleo tras saldar sus deudas con la justicia, reforzando su reinserción social tras su salida de los reclusorios.

Además, ella colabora con organizaciones como Insade y AVSI, llevando proyectos a nivel nacional e internacional, pero con un fuerte enfoque en su estado natal, Yucatán.

PROYECTOS CÚSPIDES

Entre los proyectos más destacados que Amaranda lidera se encuentran: “Mujer Sana”, “Embajadores Visuales” y diversas campañas de salud visual que han beneficiado a más de 2 mil 600 personas, tanto en Yucatán como en otras regiones de México.

El proyecto “Embajadores Visuales” sería el más sobresaliente, ya que se extiende a comunidades rurales, donde atienden a adultos mayores que, debido a la falta de acceso a servicios de salud, han visto afectada su calidad de vida y es gracias a este programa que se les ha llevado exámenes visuales y tratamientos, permitiéndoles recuperar la vista y con ello su independencia y la posibilidad de continuar con sus actividades laborales.

Además, su trabajo se ha extendido a otras regiones como Tabasco y Guadalajara, beneficiando a más de 5 mil personas con servicios visuales, metas que reflejan su compromiso con la salud y el bienestar de los más vulnerables.

Uno de sus logros más destacados es la implementación de un programa de prevención y atención del suicidio, que ha logrado reunir a diversas asociaciones e instituciones gubernamentales en un esfuerzo conjunto por disminuir los niveles de depresión y suicidio en la población.

Amaranda cree firmemente en la colaboración y el trabajo en equipo como la clave para lograr un impacto significativo en la sociedad por lo que ha logrado reunir a asociaciones civiles, instituciones gubernamentales y grupos de voluntarios en una mesa de trabajo, lo que concibe como fundamental para maximizar el impacto.

“Es importante no ser indiferente al dolor ajeno”, afirmó.

Dijo creer firmemente en la importancia de tender una mano amiga, no sólo por la empatía, sino porque los pequeños gestos de apoyo pueden tener un impacto inmenso, incluso salvar vidas.

Enfatizó que no se trata nada más de llevar ayuda, sino de entender y adaptar los proyectos a las verdaderas necesidades de las personas.

“El éxito de estos programas no sólo se mide en términos de números, sino en el cambio real y la mejora en la calidad de vida de las personas atendidas”, concluyó.

Al final del día, lo que realmente importa es cómo elegimos ver y apoyar a los demás, reconociendo que cada pequeño gesto cuenta en la construcción de una sociedad más solidaria y unida.

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