Varios enjambres de langostas que se han visto surcar los cielos meridanos han prendido la alarma entre campesinos y la población en general, que ven en estos insectos una amenaza a sembradíos y jardines.
Desde inicios de este mes se han reportado avistamientos de estos enjambres, lo que ha llamado la atención de las autoridades y propició el comienzo de una campaña de fumigación especial, con el fin de controlar una plaga que desde 2019 se tenía bajo control.
Sin embargo, esta operación ha tenido sus traspiés, pues debido a que el viento ha traído a los acrídidos hacia la mancha urbana, donde existen fuentes de agua, jardines y sembradíos y otros sitios donde no puede aplicarse el veneno.
El biólogo Gabriel Peraza refiere que aunque estos animales son solitarios, puede darse el caso de que un periodo prolongado de sequía como el que viven muchas partes del país actualmente permitan las condiciones para una gran explosión demográfica y se vuelvan una amenaza para la agricultura.
“Estos saltamontes son considerados grandes devoradores de sembradíos y pueden acabar con cosechas enteras en minutos, si el enjambre es grande”, añade el especialista. Reiteró que a esto se le debe sumar la carga religiosa, que muestra al insecto como un mal presagio.
Los insectos aparecen cíclicamente en varios países, presentándose en México entre octubre y enero. De Yucatán, suelen trasladarse hasta el Estado vecino de Campeche en su migración natural.
En redes sociales, pobladores han captado a los insectos sobrevolando las calles de Mérida o posados en las construcciones de la capital del Estado.
Al respecto, el Gobierno del Estado, por medio de la Secretaría de Desarrollo Rural (Seder), señaló que desde 2019 la presencia de estos animales se mantenía bajo control usando hongos entomopatógenos. Al introducirse en los hábitats, los hongos producen enfermedades y causan la muerte de insectos y otros artrópodos.
Sin embargo, colonias de langostas comenzaron a reaparecer en terrenos ganaderos abandonados a los que, al ser propiedad privada, no tienen acceso para fumigar o inocular, permitiendo a los saltamontes desarrollarse y reproducirse sin control.
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