En medio de una dura realidad marcada por la escasez de néctar y la falta de producción de miel, los apicultores de Tizimín enfrentan un desafío similar al de sus colegas en Valladolid. A pesar de las dificultades, la pasión por la actividad apícola mantiene a estos productores en pie, aunque muchos se vean obligados a buscar mejores oportunidades en otros lugares, como el Estado de Quintana Roo.
Gamaliel Canto Dzul, líder apícola en la región, señala que la situación adversa persiste desde 2022, con la ausencia de floración adecuada para que las enredaderas produzcan néctar suficiente. Esta problemática, lejos de disiparse, se ha agravado con el tiempo, evidenciando los impactos tangibles del cambio climático en la actividad agrícola y pecuaria.
“Estamos en un momento de vulnerabilidad, donde cualquier sistema de producción que dependa del clima se ve amenazado”, advierte Canto Dzul, subrayando la fragilidad de la situación actual.
Aunque la migración de apicultores no es tan pronunciada como en otras áreas, la competencia laboral con Quintana Roo siempre ha sido una realidad presente. Sin embargo, para muchos apicultores locales, la actividad no es solo un medio de subsistencia, sino una pasión arraigada que los impulsa a continuar, a pesar de las adversidades.
“La tradición es lo que nos mantiene”, afirma Canto Dzul, destacando el arraigo cultural y el sentido de comunidad que sostiene la actividad apícola en la región.
Ante la sugerencia de diversificar la producción hacia otros derivados de la miel, Canto Dzul reconoce el potencial, pero enfatiza en la dificultad de dedicar tiempo y recursos a estas actividades sin comprometer otras fuentes de ingresos. Sin embargo, vislumbra oportunidades en la búsqueda de valor agregado, incluyendo la incursión en la industria cosmética, como un camino para impulsar la economía de los apicultores y aumentar el consumo interno de miel en el país.
A pesar de los desafíos, los apicultores de Tizimín demuestran una resiliencia admirable, confiando en su pasión y compromiso con la actividad para superar tiempos difíciles y construir un futuro sostenible para la apicultura en la región.
