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¿Qué hacer en un viaje a Maní, Yucatán? Aquí te decimos

Camina por las calles de Maní y visita el Convento de San Miguel Arcángel. Sus talleres artesanales, el cenote Xcabachen y la cosecha de miel en los meliponarios son solo algunos de sus encantos.

Su magia

En el corazón del estado, se conserva Maní, uno de los pueblos más antiguos; su nombre en lengua maya significa “Lugar donde todo pasó”. Andar por sus calles es encontrarse con una comunidad viva que murmura en su lengua materna y porta orgullosa esos colores y diseños que le da identidad. Es ver a las mujeres bordar y cocinar, a los niños andar en bicicleta, a los ancianos descansar bajo la sombra de sendos árboles. Es el inicio con el reencuentro maya.

El motivo

Su historia y la cultura maya viva.

  • A la llegada de los españoles, Maní era una de las tres capitales prehispánicas más importantes de la región.
  • El Convento de San Miguel Arcángel, con su capilla abierta y una escuela de indios, se volvió uno de los conjuntos conventuales más sobresalientes de la península yucateca.
  • Aquí se cocina el Poc Chuc, considerado el más delicioso de todo el estado.
  • Las bordadoras artesanas aún conservan la técnica X’manikté, una técnica de bordado más antigua de Yucatán y en peligro de extinción.

Lo básico

Disfrutar un delicioso Poc Chuc, la especialidad yucateca del lugar

Imprescindibles

  1. Caminar por las calles de Maní y el Convento de San Miguel Arcángel.
  2. Conocer sus talleres artesanales.
  3. Explorar el cenote Xcabachen.
  4. Cosechar miel en los meliponarios.

¿Qué hacer en Maní?

Choco-Story Uxmal, un museo interactivo del chocolate

Choco-Story Uxmal es un museo interactivo que cuenta la historia de una de las principales aportaciones de las culturas de Mesoamérica al mundo: el chocolate.

Si eres amante de este derivado del cacao, Choco-Story Uxmal es una parada obligada durante una visita a las ruinas de Uxmal. A solo una hora de camino de Mérida, es una excelente oportunidad para viajeros y familias que quieren conocer más acerca del chocolate.

Desde Maní, toma la carretera 34 hacia Ticul y en Santa Elena incorpórate a la federal 261 hasta llegar a la zona arqueológica.

Conoce la meliponicultura

Para los mayas, la miel de la abeja melipona era medicinal, nutricional y endulzante. Esta actividad ancestral aún se practica en Maní, especialmente para fines medicinales. En el municipio se cuentan alrededor de 30 meliponarios de los que se extrae la miel con propiedades curativas y se le valora como complemento alimenticio. La importancia de estos antófilos para la comunidad es vital, por ello les realizan ceremonias rituales como el “U Jaanli kab” (la comida de las abejas), y el “U jeets luumil kab” (las condiciones ideales para la producción de miel), con el fin de favorecer el buen tiempo y las buenas floraciones del campo y para la siguiente temporada de cosecha de miel.

Quien desee saber un poco más sobre la meliponicultura y tener un acercamiento con las mujeres encargadas de desarrollar la actividad, Maní es el sitio ideal para ser parte de esta experiencia de turismo ambiental.

Convento de San Miguel Arcángel

Es uno de los conventos más antiguos de la península, edificado a partir de 1549. Por la abundancia de detalles artísticos es un recinto impresionante al que se debe dedicar mucho tiempo para apreciarlo a detalle. Afuera llama la atención el amplio atrio, el portal de peregrinos, las arquerías del piso alto y, sobre todo, la monumental capilla abierta.

En el interior destacan sus retablos, unos dorados y otros policromados. Dos de ellos, los dedicados a la Pasión de Cristo y a San Antonio de Padua, resultan extraordinarios porque en vez de columnas cuentan con cariátides en forma de mujeres que pisan cabezas de hombres barbados. Otra pieza fuera de serie es el sarcófago de un Cristo yaciente custodiado por una veintena de angelitos.

Museo de las Momias de Santa Elena

El Museo de las Momias de Santa Elena es uno de los lugares más fascinantes que puedes visitar en el sur de Yucatán. El lugar resguarda una serie de cuerpos momificados que fueron encontrados bajo la iglesia de San Mateo mientras se realizaban remodelaciones al edificio.

Era el mes de agosto de 1980 en el apacible pueblo de Santa Elena, Yucatán. Mientras se realizaban trabajos de remodelación en el Templo de San Mateo, al retirar el piso de la iglesia descubrieron un inusual tesoro: doce ataúdes que contenían los cuerpos momificados de niños de aproximadamente tres y hasta seis años de edad. Los cuerpos conservaban su cabello, uñas, pestañas, dientes y piel, así como su vestimenta. Lo que ya no tenían eran sus órganos internos.

¿Cómo llegar? Desde Maní, toma la salida poniente para agarrar la carretera a Ticul. Pasando el centro de Ticul, gira a la izquierda en la calle 34 para tomar la carretera a Santa Elena. Al llegar a Santa Elena, encontrarás el museo a un lado de la iglesia en la plaza central del pueblo.

También salen autobuses a Santa Elena desde Maní, Muna y Ticul.

Recorre la caverna del Cenote Xcabachen

La sombra de una enorme ceiba cobija al cenote Xcabachen, ese sitio sagrado del que se cuentan muchas historias. Platica con los pequeños que ahí esperan ansiosos contar las leyendas que tanto asombro han causado desde hace cientos de años.

Reserva Biocultural del Puuc

Comunidades mayas, zonas arqueológicas, cuevas y una gran diversidad de flora y fauna se despliegan en esta reserva biocultural fundada en 2011. Comprende los municipios de Muna, Oxkutzcab, Santa Elena, Tekax y Ticul, que en conjunto alcanzan las 134 mil hectáreas. Se creó con la finalidad de garantizar y promover el uso responsable de los servicios ambientales ofrecidos a la sociedad. Actualmente, se trabaja en preservar al jaguar, a sus presas y los remanentes de la selva Puuc.

Quien esté interesado en explorar esta porción de territorio maya encontrará senderos para hacer caminata por la selva, observará aves, convivirá con las comunidades maya y su legado arqueológico. En el corazón de esta reserva hay cabañas dispuestas a visitantes e investigadores.

Ruta de los Conventos

Yucatán fue evangelizado por los franciscanos y hoy se miran templos virreinales de los frailes menores en todo el estado. Pocos saben que escondidas, entre el rico legado maya yucateco hay docenas de hermosas iglesias y conventos que detrás de austeras fachadas, altos muros y rizadas espadañas resguardan increíbles altares barrocos. Sin embargo, es en la región centro sur donde se encuentra un grupo de ellos que por su belleza y cercanía de unos con otros forman la llamada “Ruta de los conventos”.

Puede decirse que Maní se ubica en la parte media de este recorrido. Al sur están Tekax, con su ex Convento y Parroquia de San Juan Bautista del siglo XVII; le siguen Oxkutzcab y la Iglesia de San Francisco de Asís, con un soberbio retablo barroco decorado con esculturas y relieves en madera; y Ticul presume el ex Convento de San Antonio de Padua.

Hacia el norte, con rumbo a Mérida, la ruta continúa en Teabo, donde se aprecia el ex Convento de San Pedro y San Pablo con su antigua capilla de indios; le sigue Chumayel, con su capillita de la Purísima Concepción del siglo XVI. Fue aquí donde se encontró el famoso ejemplar del Chilam Balam, un texto escrito en caracteres latinos que relata la antigua historia y los mitos de los mayas y hoy es una de las principales fuentes para entender la cultura de este pueblo. Muy cerca está Mama y su bello templo de color rojo dedicado a la Asunción de Nuestra Señora. Más adelante está Tekit con su Templo de San Antonio de Padua del siglo XVI. No hay que perder de vista retablo del altar mayor de estilo churrigueresco y vivos colores. Tecoh presume la Iglesia de la Asunción de Nuestra Señora, en su presbiterio ostenta un gran retablo churrigueresco policromado con óleos de los arcángeles. Finalmente, se llega a Acanceh, en su centro se levantan dos bellas iglesias del siglo XVI: la Parroquia de Nuestra Señora de la Natividad y la Capilla de la Virgen de Guadalupe. Sin embargo, también ahí se asoman imponentes ruinas prehispánicas.

Saborea platillos emblemáticos con cocineras tradicionales

Lo que enamora al paladar es el sabor del Poc Chuc, un guisado a base de carne de puerco, la que previamente fue marinada para después ponerla a asar a la brasa. Se presume con orgullo que el de aquí es el mejor del estado. Una experiencia más íntima con la gastronomía de Maní se encuentra con doña Cleotilde Poot. En su cocina ella hace gala de sus conocimientos y recetas tradicionales para preparar chayitas tradicionales, el sikil-pak, el frijol con puerco, la cochinita pibil, acompañados de la rica agua de chaya con limón y los magníficos dulces de la región. Si se le visita en día muertod, el pib halagará los sentidos.

Información y créditos // México desconocido

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